domingo, 6 de marzo de 2011

Los katas y la armonía del cuerpo





Como se suele decir: para gustos colores y siempre se encuentran compañeros que no les gusta trabajar una de las partes más tradicionales de las artes marciales. Yo soy de la opinión de que son necesarios por su indiscutible potencial, su simple trabajo (que muchas veces no tiene nada de simple) ya es una buena, muy buena manera de entrenarse.

En los katas, como le sucedería a un bailarín que tiene que memorizar una secuencia de movimientos, se precisa ineludiblemente concentración y tranquilidad; a la hora de realizarlo ya sea para un jurado o para subir de grado, transmitir serenidad es una de las claves. Desde luego, la memoria y coordinación son gran parte de un trabajo físico y mental, por lo que se acaban obteniendo mejoras de ambas en otras parcelas de la vida.

Físicamente trabaja la resistencia y la potencia, el control postural, la técnica, la resistencia estática o isométrica, el equilibrio, la flexibilidad dinámica, la proyección del Qui y seguramente alguna cosa más que me dejo atrás. Otro de sus puntos fuertes es que todo lo que acabo de mencionar se trabaja de un modo integral, de pies a cabeza, utilizando todo el cuerpo en su desarrollo, a veces la flexibilidad o el trabajo isométrico incide más en las piernas pero por sí sólo es completo y específico al mismo tiempo.

Los katas son bellos en todas sus formas: con manos vacías, con armas, acrobáticos... al final justifican y dan sentido práctico a las técnicas.
Para mí es la expresión del propio cuerpo, del estilo marcial y del arte de cada artista.

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