¿Qué se supone que es el alto rendimiento?, nos interesa llegar a él y ¿qué precio hay que pagar por ello??
Éstas y otras muchas preguntas se nos plantean a la hora de hacer de nuestro entrenamiento el mejor... pero mejor ¿para qué?
Éstas y otras muchas preguntas se nos plantean a la hora de hacer de nuestro entrenamiento el mejor... pero mejor ¿para qué?
La metodología y el planteamiento del entrenamiento tradicional, titánico y extenuante se supone que paso a otra vida; durante décadas la disciplina transformaba a los deportistas en sufridores profesionales y la mano dura del entrenador no permitía ni que parpadeasen. Está claro que eran formas demasiado estrictas que todavía se ven en algunos deportes (olímpicos) pero ¿por qué se hacía así? y sobre todo ¿es bueno hacerlo así?
En "Alto rendimiento" el deportista tiene que exprimir sus aptitudes, pulir la técnica, y sobre todo no fallar, un fallo supone ir de la victoria a la derrota.
El entrenamiento y todas las capacidades físicas del individuo están milimetradas, los principios fundamentales de este entrenamiento son decisivos; la especialización y planificación deben verse favorecidas en un periodo de supercompensación (el pico más alto de rendimiento), todo se calibra como si de una máquina se tratara. La alimentación, la recuperación del cuerpo y hasta las sesiones de relajación conforman un exhaustivo trabajo de entrenador y deportista, un tándem en continua evolución.
La carga positiva de un trabajo bien hecho puede transformarse en negativa:
Seguro que todos hemos visto lo que ocurre cuando un adolescente toma este camino: madurez, esfuerzo y rápido crecimiento pero no llega a ser equilibrado para una persona que se está formando en los distintos ámbitos de la vida. ¿Dónde está el límite?, tanto disciplina y rendimiento llevan, a veces, a caídas desastrosas e irreparables, conduciendo a percepciones extremistas en la visión de un no adulto.
Como decía un experto entrenador: "la salud y el alto rendimiento no tienen por qué ser sinónimos"
Creo que es necesario recordar el poder de la mente (no sólo en el deporte): por muy preparado que estés técnicamente, disciplinariamente o deportivamente hablando, no se alcanzan metas si tu cabeza no está enfocada en esa dirección. Todo tiene un proceso mental previo y para ello hay que estar entrenado y preparado; primero mente y luego cuerpo.
No vence el mejor, ni el más optimista, vence el que no tiene nada que perder y apuesta todo para sí mismo.